El cuidado integral de la salud de los bailarines, en foco

La salud de los bailarines requiere de una especificidad interdisciplinaria particular. Proyecto EIDAN, junto a Balletin Dance, organizaron los encuentros Salud en Danza, para avanzar en la divulgación de la importancia de este aspecto.

miércoles, 30 de agosto de 2017 | Por Ludmila González Cerulli

El pasado 21 de junio de 2017 se llevó adelante la segunda de una serie de jornadas especialmente importantes como puntapié para comenzar a entender las especificidades médicas y de salud que amerita una carrera en la danza. Entre mayo y agosto sucedieron una por mes en Buenos Aires, y el próximo 15 de septiembre se realizará una en Córdoba.

Salud en Danza es organizada por Proyecto EIDAN – Equipo de Investigación en Danza – un grupo de médicos que explora independientemente las especificidades de la temática desde 2014,  y la revista Balletin Dance. Contaron con el auspicio del Área Programática del Hospital de Ramos Mejía y el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.

Los directores de EIDAN- Claudia Valenti, médica pediatra especialista en deporte y nutrición,  y Marcelo Ghioldi, coordinador de dicho equipo y también profesional de la medicina del deporte en el Hospital Ramos Mejía, con larga experiencia en el mundo de los bailarines-, fueron anfitriones de más de 80 personas, entre ellos estudiantes de danza, bailarines y profesores, que recibieron cuatro horas de cátedra de tres especialistas. Las exposiciones estuvieron a cargo de Leonardo Ghioldi, dedicado a adicciones, el propio Marcelo Ghioldi, sobre lesiones, y Giancarla Acuña, quien se focalizó en nutrición.  

Proyecto EIDAN apunta a investigar cómo optimizar la salud y el rendimiento de quienes practican la danza en cualquiera de sus géneros. Para ellos la acción continua de divulgación en este sentido es primordial, lo cual también incluye dar entidad a la danza como una actividad primordial en el desarrollo del ser humano. Estos eventos operan como buen ejemplo del norte de su labor.

Más allá de las listas de espera, los afortunados que alcanzaron a entrar tuvieron la posibilidad de escuchar recomendaciones, ahuyentar mitos, preguntar y repreguntar. La activa interacción entre expositores y audiencia permitió compartir planteos y preocupaciones que, a pesar de no formar parte del programa, abrieron un debate movilizante que da pie a continuar profundizando en futuros encuentros.

Encuentro «Salud en Danza», del 21 de junio. Foto: Gentileza.

Conocer para cuidarse mejor

Cinco minutos pasadas las nueve, Valenti, Ghioldi y Acuña presentaron el motivo de la reunión: facilitar a bailarines el acceso a ciertos conceptos de salud que pueden ayudar a su performance. “Ustedes son deportistas de alto rendimiento pero con un plus emocional”, aclaró Valenti. La conferencia estuvo estructurada en tres ejes: uso problemático de sustancias, lesiones y nutrición del bailarín.

Uso problemático de sustancias

Leonardo Ghioldi, especialista en psiquiatría, definió la cuestión como la necesidad de consumir una determinada sustancia. Indicó que es preciso delimitar dos terrenos donde se produce la ingesta: “ [Existe] un contexto general que es el uso de sustancias psicoactivas que todos hacemos- dentro de la sociedad de consumo-, y por otro lado, un uso específico de determinados grupos profesionales que tienen determinadas características, por ejemplo los pilotos de avión, los profesionales que trabajan en quirófanos y los bailarines”. Es decir, profesiones que requieren un nivel alto de concentración en sus objetivos laborales, que, según Ghioldi, “deben realizarse a expensas de un gran sacrificio personal en el cual toda la cabeza tiene que ordenarse”. La audiencia del evento asintió; algunos participantes consensuaron sobre la confidencialidad que existe en el ámbito, donde se sabe que esto sucede y el silencio les vence.

“La sustancia no se presenta espectacularmente cada mañana”, explicó el psiquiatra, sino que es buscada intencionalmente como una pequeña ayuda para sobrevolar la situación de estrés cotidiano y se camufla de recompensa. La cadena comienza con “una primera vez” y el patrón de la falacia se multiplica por años. El siguiente arribo es la autoprescripción, la cual implica que uno tiene la desacertada creencia de modular las emociones mediante dicho consumo. Tras una serie de repeticiones se produce un descalabro: “Cada vez que incluyo una sustancia en una orfebrería tan delicada como la psíquica, esto va a tener un impacto en otro momento”, y que alterará el logro de los objetivos. De lo contrario, el bailarín que reluce bajo las luces del escenario es capaz de maridar sus propósitos con la emocionalidad y confeccionar una ecuación prolija. En sintonía con Valenti, Ghioldi también expresó que la práctica de los bailarines se entrecruza con el deporte de alto rendimiento y el arte; allí “el puente que establece ambos cruces es el manejo de la propositividad: cómo voy a llegar a un determinado objetivo y con qué emocionalidad voy a llegar”.

El estrés como catalizador y los peligros en la adolescencia

En el trayecto de la carrera de bailarín es fundamental un entrenamiento emocional para afrontar el estrés sin apelar a la ingesta de cualquier sustancia como “ayudador”. En la adolescencia, ya un periodo de vulnerabilidad, el relativo fácil acceso a energizantes y la marihuana los convierte en un factor de riesgo. “El 98% de las investigaciones que- según papers internacionales- se hicieron entre adolescencia y marihuana dicen que efectivamente la marihuana no es un problema grave y no es una sustancia tan psicotóxica, salvo en la adolescencia”, explicó Ghioldi. El foco del porqué radica en que este consumo disminuye elementos indispensables para la formación de la persona y su transición a la adultez. “Es el momento en el que uno está armando los fundamentos de la mente propositiva, es decir de la mente que lleva un propósito que requiere concentración, atención, evocación de memoria”. Si dicho proceso queda incompleto, se pueden generar cicatrices neuroquímicas. Sin embargo, también existen otro tipo de sustancias peligrosas para la salud- como la creatina, aminoácidos, quemadores de grasa– y que con el tiempo pueden generar un desgaste físico y emocional, a las que muchos maestros o entrenadores abonan creyendo que ayudan a sus alumnos, muchas veces desobedeciendo indicaciones médicas.

Un diálogo sincero entre médico y paciente

“Los médicos quedamos estereotipados en el rol de negarnos a cualquier receta personal que ustedes tengan», reveló Ghioldi. El obstáculo aparece cuando los especialistas trabajan con criterios generales que se aplican a la población total, entonces cuando los bailarines y estudiantes llegan al consultorio “saben que el médico se va a poner ahí- en una postura de sancionar los malos hábitos sin intentar comprender el porqué de esos jóvenes-, ni se lo van a contar y quizás van a tener ese pequeño diálogo con el entrenador”. El psiquiatra sostuvo que sólo ellos conocen la realidad de aquello que les sucede: “Nosotros- los médicos- vamos a dar una generalización de lo que debiera ser, pero ustedes tienen que tener la posibilidad de dialogarlo porque nos van a decir la receta que les sirve”. De esta manera, Ghioldi planteó la inquietud común de EIDAN: la carencia que tiene la comunidad de la danza respecto de una instancia de interlocución con un equipo unido de profesionales especializados en la disciplina.

La carrera requiere un rigor especial que va a someter a sus profesionales a un estrés particular, por tanto “necesitan una formación de afrontamiento de estrés y, por otro lado, un equipo de profesionales que dialogue con ustedes hasta encontrar una receta que sea siempre personal”, aclaró Ghioldi.

En este sentido, el profesional también enfatizó la importancia de que los bailarines cuenten  con una cobertura adecuada a las exigencias de su profesión, que incluso debiera ser considerada en un marco legal desde la órbita estatal. Asimismo, desde perspectiva médica, los profesionales interesados en la temática anhelan un espacio de profesionalización de la medicina de la danza y que existiera también un área con este foco dentro de la salud pública.“¿Cómo puede ser que el Estado no entienda que ustedes necesitan de la interlocución con un equipo de profesionales? (…) Hace falta que se profesionalice la formación, esa es la frase que hay que decir hasta imponerle al funcionario que disponga los medios para hacerlo, es el mensaje que tenemos que decir todos”, exclamó Ghioldi.

Acondicionamiento físico y lesiones

La vulnerabilidad del cuerpo en la práctica de la danza fue el segundo eje y también estuvo a cargo de Marcelo Ghioldi. Se trató el gran fantasma de todo bailarín: las lesiones. Si bien un mal momento para el artista, una lesión es también una oportunidad de acercamiento entre el médico y el bailarín, en que éste último también aprenda más sobre su cuerpo y sus cuidados específicos. El especialista enfatizó la necesidad de ser tan realista como esperanzador hacia su paciente para lograr buenos resultados a largo plazo. 

En ese sentido, Ghioldi manifestó la necesidad de “actualizarnos, [de] creatividad, ideas innovadoras y mucha paciencia” para ayudar a los bailarines a transitar estos momentos que para ellos son, muchas veces, de profunda crisis. Establecer un vínculo de confianza e intercambio de conocimiento permitirá a los bailarines enfrentar con más entereza sus inseguridades e interrogantes: ¿Cuál es el límite de la tolerancia al dolor durante un ensayo? ¿Trabajar la fuerza es perjudicial para los bailarines? ¿Sólo la actividad aeróbica ayuda a quemar gran volumen de calorías? El diálogo con los médicos ofrecerá respuestas acorde a las necesidades de cada paciente. La propia motivación y escuchar y seguir los consejos indicados por los especialistas fomentarán las condiciones físicas deseables para optimizar el rendimiento. El coordinador de EIDAN reforzó esta idea y destacó el rol de la contención- más allá de los maestros- por parte de los profesionales de la salud: “El equipo médico es un satélite muy importante”. Sirve de guía y guardián.

Una alimentación nutritiva

Giancarla Acuña, nutricionista, explicó la importancia de planificar las diferentes ingestas acorde a las necesidades y circunstancias de cada persona. La estrategia nutricional a desarrollar para un bailarín tiene como misión inamovible preservar la masa muscular.

Entre mayo y agosto de 2015, un grupo de nutricionistas de EIDAN coordinado por Marcia Onzari, especialista en nutrición deportiva, evaluó a modo de “prueba piloto” los hábitos alimentarios de una muestra de catorce estudiantes del Teatro Colón- doce mujeres y dos varones, de 14 a 17 años-. Según los datos recabados, sólo un 35% de ese grupo realizó las cuatro comidas del día, sin embargo 57% dijo que tomó colaciones. Otros datos elocuentes indicaron que si bien 57% indicó que no fue a la clase en ayuno, sólo un 35% manifestó haber desayunado todos los días. En cuanto a la salubridad de la dieta, menos de la mitad -42%- dijo haber consumido tanto frutas como verduras a diario y 50% pescado. En cuanto a dulces, panificados y carnes rojas, 42% dijo haber consumido a diario pizza, tartas, empanadas, sandwiches, 78% carnes rojas o blancas, y sólo 21% alfajores, chocolates, galletitas dulces, facturas, tortas.

“No está publicado de manera científica como corresponde porque no nos da el número de muestra”, aclaró Acuña. La propuesta original era abarcar una población de 38 estudiantes, pero como esto requería completar una serie de planillas, sólo se evaluaron a quienes las entregaron apropiadamente. Sin embargo, Acuña expresó que este estudio les “sirvió mucho para empezar a entender un poco hacia dónde apuntar las charlas y a conocerlos, porque claramente es una población que tiene sus características y es importantísimo empezar a conocerlos para poder evaluar mejor qué recomendaciones les vamos a dar, a dónde apuntar la charla, en qué vamos a hacer hincapié”. Resaltó que uno de los principales problemas que identificaron es el saltear comidas por falta de tiempo, sin contar la constante preocupación por mantener una dieta variada.

De esta manera, Acuña dio una serie de tips saludables para comenzar a pensar la nutrición como una herramienta de trabajo para el bailarín:

-aumentar la cantidad de fibras en el plan nutricional ya que brindan mayor saciedad,

-disminuir al mínimo el consumo de comida chatarra,

-optar por el agua como bebida de primera mano,

-reducir las calorías de forma moderada,

-priorizar la instancia del desayuno,

-incluir colaciones saludables (frutas, barritas de cereal, galletas de arroz, bebidas deportivas),

-experimentar combinaciones de platos con semillas

En síntesis, algunos de los puntos esenciales que integran el kit que todo bailarín debiera tener para lograr una carrera provechosa y estable son la alfabetización nutricional que permita una mejor elección de los alimentos y una preparación física a conciencia– con un mayor conocimiento sobre cómo funciona el cuerpo, cómo trabajar y proteger la musculatura-.

En este aspecto, también influye una concienzuda organización de la rutina para programar las actividades tanto laborales como de recreación acorde a una disposición horaria que evite saltear comidas y permita la alimentación conciente, al tiempo que también considere proveerse de suficiente tiempo de recuperación física y emocional. En este sentido, no es menor el cuidado del aspecto psicológico a la hora de enfrentar miedos, exigencias y presiones profesionales: la compañía de quienes integran el círculo de confianza y de profesionales son fundamentales para evitar la modulación de las emociones a través de ayudadores que, a la larga, pueden resultar altamente perjudiciales.

La expectativa de Proyecto EIDAN en última instancia es que los profesionales de la salud puedan ser parte de este marco de colaboración para ofrecer a los bailarines una mejor calidad de vida personal y profesional.

Próximo Encuentro en Córdoba