Entrenamiento físico: Claves para evitar lesiones y mejorar la potencia física

Algunos tips para empezar a entrenar y trabajar las potencialidades del propio cuerpo.

lunes, 20 de octubre de 2014 |

Por Victoria Mazari (*)

Como bailarina profesional y docente en danza, tengo el gusto de encontrarme habitualmente con bailarines muy lindos, que bailan muy bien y que tienen muchísimas condiciones, pero que, a la hora de sostener el estado físico, notás que les falta entrenamiento. O sean, ves piernas de líneas hermosas, pero poca fuerza para sostenerlas y/o colocarlas correctamente. Una de las dos siempre falta. También sucede que uno ve chicas súper delgadas, pero que, en trabajo de partenaire, al bailarín le pesan un montón, porque no tienen herramientas propias, musculares y de colocación, para alivianarse. Esto implica una falta del conocimiento del propio cuerpo y del entrenamiento que le hace falta.

1)      No todos los cuerpos necesitan el mismo entrenamiento

La danza requiere de una combinación equilibrada entre elongación y fuerza. Uno como bailarín necesita el medio justo y para encontrarlo, hay que conocerse. A veces hacer elongación no te sirve. O ir al gimnasio, hacer musculación, tampoco. Por ejemplo, en mi caso, como bailarina laxa que soy, necesito hacer musculación, no elongación. Fría puedo estirarme normalmente. Hay que entender que cada condición tiene sus pros y sus contras. Es una condición como cualquier otra, no es ni mejor ni peor. En mi caso, si no se controlar mi elongación, me puedo lastimar. Entrenar y saber cómo es una forma de prevenir lesiones.

2)      No “aguantes” dolores y aprendé a conocer tu cuerpo

Por su parte, en la actualidad se suma el alto nivel de las exigencias físicas que se requieren. Para lograr esos estándares sin lastimarte tenés que tener un entrenamiento atrás. La clase ya no alcanza. Hay que conocer el propio cuerpo y eso te da la posibilidad de cuidarte, de saber cuál es tu límite muscular, tu límite articular, tu límite de dolor. En este sentido, también es crucial romper con este estereotipo de que el bailarín “aguanta todo”. Si te duele algo de más, tenés que poder reconocer su proveniencia, qué tan grave puede ser de acuerdo a tus características y saber avisar a tu maestro. Es fundamental que si te duele algo, lo comuniques para saber hasta dónde es algo lógico y hasta dónde no. Que te duela no está siempre bien porque ahí vienen las lesiones. Para empezar a reconocerte, tenés que preguntar. Uno tiene que estar atento del cuerpo. Es una responsabilidad propia y si son muy chiquitos, de los padres. Hay que tomar conciencia de esto: veo incluso hoy gente muy profesional, que sólo al haberse lastimado muchas veces se dio cuenta de que tiene que conocer su cuerpo, porque sino no prospera. No todos los cuerpos necesitan lo mismo. Uno necesita elongar, el otro necesita fortalecer.

3)      Comunicáte con tu maestro y preguntále qué es lo mejor para tu tipo de cuerpo

Que los chicos se empiecen a dar cuenta de estas cosas es una responsabilidad de los maestros. Pero también tiene que ser un maestro que conozca y se fije en cada uno de manera focalizada: no hay soluciones estándar. Uno tiene que poder decirles a sus alumnos qué ejercicios les convienen. El maestro que te está monitoreando, tiene que poder comunicarte cuáles son las necesidades de tu cuerpo. Como está la danza ahora, tan atlética, uno tiene que acercarse a entrenar y empezar a conocer las conexiones de los diferentes órganos puestos en juego en los movimientos. El otro día me pasó algo muy gracioso en la clase de elongación. Pongo diversos tipos de abdominales, espinales, abductores y una alumna, ya cansada, me dice: “¿Pero esto no era una clase de elongación?”. El caso es que para elongar también es necesario saber sostener el cuerpo. Para colocar una articulación y que esa articulación me sostenga para poder estirar una pierna, tengo que tener una fortaleza muscular que me mantenga.

¿Cómo protejo una articulación? Con ejercicios. Es muy importante. Una clase tiene que tener, como las diseño yo, un buen precalentamiento, un reconocimiento corporal, una sección de ejercicios que cuiden factores clave, abdominal, espinal, abductor. Son tres puntos clave, colocar la espalda, el centro, ubicar de dónde tomo la fuerza de las piernas. Después sí, ejercicios más de elongación para levantar las piernas. Esa es la coda de la clase, los “fuegos artificiales”. Para llegar a poner un ejercicio complejo, primero tengo que saber que el alumno reconoce su cuerpo y está bien “calentito”. Es una combinación que depende de cada bailarín.

Uno como maestro tiene que ser muy responsable en observar y aconsejar a sus alumnos, estar atento para reconocer las características de cada uno, potenciar lo bueno y trabajar lo que falta, así como darles herramientas para que no se lastimen. Incluso, un bailarín que vos creés que no tiene físico, hasta por una cuestión postural, sostener su musculatura y estar bien colocado, le puede cambiar el físico.

1)      Si un maestro no te convence, cambiá.

Yo creo que el cuerpo es súper intuitivo. Si vos vas a una clase y sentís que no te sirve, o no te identificás con esa clase, por más que sea el mejor maestro de la tierra, no es para vos. Uno también tiene que encontrar «la horma de su zapato». Un maestro que te observe, que te diga lo que necesitás y que te ubica. Hasta tiene que ver con las personalidades. Quizás un maestro es maravilloso, pero su forma de tratarte no te hace bien. Está bien buscar lo que uno necesita. No está mal marcarse un camino propio. Cada uno tiene que encontrar a quien saque lo mejor de sí. Y eso hasta tiene que ver con la química entre maestro y alumno.

2)      Entrenar es “imprescindible”

La elongación y preparación física no debiera ser algo prescindible. Si un chico, aunque sea jovencito, es inteligente, quizás no necesita tomar clases de elongación y preparación física toda su vida, sino entrenar un tiempo y saber que para su cuerpo necesita trabajar ciertos aspectos. Entonces, antes o después de la clase de danza, hace esos ejercicios. Es protegerse, tanto elongando como haciendo musculación. Y se trata entonces no sólo de enseñarles, como maestro, a trabajar para mejorar sus condiciones y saber controlarlas, sino guiarlos en sus posibilidades. Haciendo clase a conciencia, solito te vas acomodando. Lo importante es conocer tu cuerpo. Es necesario ser curioso y encontrar lo que te hace bien. Quizás encontrás que una técnica de yoga que a mi cuerpo le hace bárbaro.

Victoria Mazari, junto a Leonardo Reale, protagonizando "Pañuelos al viento", en el marco de la Gira Nacional 2014 del Ballet Metropolitano de Buenos Aires. Foto: Carlos Villamayor.

Victoria Mazari, junto a Leonardo Reale, protagonizando «Pañuelos al viento», en el marco de la Gira Nacional 2014 del Ballet Metropolitano de Buenos Aires. Foto: Carlos Villamayor.

(*) Victoria Mazari fue alumna de la Escuela Municipal de Danza Norma Fontenla y del gran Maestro y bailarín Ruben Chayan. Bajo su tutela ganó concursos provinciales e internacionales. Formó parte del Ballet Juvenil de Mar del Plata dirigido por Chayan. Obtuvo beca de estudio en la Fundación Julio Bocca. Integró el Grupo La Rayuela y el Ballet Neoclásico de Buenos Aires. Fue alumna del maestro Alfredo Gurquel y Juana Lederer e integró el Grupo de Danza que ellos dirigían. También integró la Compañía Expresarte Danza-Teatro. Desde 2011 integra el Ballet Metropolitano de Buenos Aires, con el que ha realizado diferentes giras por el país, Chile, Uruguay y conformó parte del elenco que el MET llevó a su primera gira en Rusia en 2012. Fue integrante de las tres temporadas que esta compañía realizó con mucho éxito en C.C. Konex. Dirige la compañía Danseur de Danza-Teatro, fundada en 2013, y con la cual ya ha realizado más de 10 funciones y se prepara para una nueva temporada.

Desde 2006 se desempeña como maestra de Danza Clásica con especialidad en Técnica de Puntas y Elongación y Preparación Física, siendo su principal sede BAYRES Estudio de Arte. Desde 2009 dicta Clases Especiales de Técnica de Puntas.