Daiana Álvarez, de YAGP al Ballet de Orlando

Daiana Alvarez, luego de su participación en YAGP, ganó una beca completa para un curso de verano de cinco semanas en la Orlando Ballet School y, luego de una audición, pasó a ser parte de la compañía Orlando Ballet II.

jueves, 21 de agosto de 2014 | Por Maria José Lavandera

Daiana Álvarez, a sus 17 años, fue una de las chicas más grandes de la comitiva argentina que viajó al YAGP en abril de 2014. Oriunda de Bahía Blanca y alumna de Liliana Martínez, de piernas larguísimas y una figura elástica y erguida, Daiana logró alcanzar sus objetivos en el marco de este evento: le fue otorgada una beca completa para hacer el curso de verano en la Orlando Ballet School, en Florida (USA), que fue consagrada una de las mejores escuelas en esta edición del concurso.

Pero no sólo eso, sino que también pudo participar de audiciones y así es como obtuvo su primer contrato como bailarina, como refuerzo para la compañía Orlando Ballet II. “Yo iba con la expectativa de conseguir quedarme afuera de alguna manera. Ya sea como lo que conseguí, como parte de la compañía, o con una beca de más tiempo, pero de alguna forma. Llegué y todo se me pasó muy rápido. Lo mejor de la experiencia fue que no solamente era un seminario de estudio, sino que te daba la posibilidad de lograr eso que yo había ido a buscar. La primera clase era evaluativa, nos medían por nivel. Los niveles más altos podían audicionar para las compañías, no así los más bajos. La propuesta académica no solamente era para estudiantes, sino también para crear profesionales, que era lo que yo pretendía”, relata.

Daiana, en Orlando, disfrutando su estadía en la escuela de ballet. Foto: Gentileza Daiana Alvarez.

Daiana, en Orlando, disfrutando su estadía en la escuela de ballet. Foto: Gentileza Daiana Alvarez.

Cuenta que durante casi cinco semanas, tuvo clases de lunes a viernes, de 10 a 17 horas y los sábados de 10 a 12.30 o 13: “Las primeras semanas fueron más tranquilas, hasta que nos acomodamos. Teníamos entre clase y clase, un descanso, pero el resto era todo clase. Después de la tercera semana, teníamos algunos descansos un poco más extensos y ya la última semana, media hora como máximo de descanso, porque teníamos clases y puro ensayo, dado que al final del curso teníamos una función. Todos los niveles del seminario hacían una coreografía de repertorio. Yo hice Las Sífildes”.

Relata que ha experimentado allí clases de puntas, dos clases de técnica por día, jazz, partenaire, contemporáneo, repertorio, clases de carácter y estiramiento, que luego se quitaron para poner más repertorio. No obstante, para ella lo más importante fue lo que pudo absorber para su futuro como bailarina profesional: “Yo no lo sentí tanto como una experiencia de aprendizaje técnico en la danza, sino que hacían más hincapié en el trabajo profesional de cada uno. En mi nivel apuntaban más a formarnos como futuros profesionales. Eso también conllevó un trabajo interno, mío, consciente de lo que quería hacer, y sobre todo, me lo recalcaron siempre, de disfrutar realmente y que eso se vea. Uno sonríe y cree que demuestra que está disfrutando, pero en realidad si sonreís y por dentro no lo estás disfrutando, eso la gente lo nota”.

El nombramiento

La compañía en la que Daiana ha logrado un contrato por una temporada, la Orlando Ballet II (OBII), es una compañía que opera como un puente entre el mundo estudiantil y el profesional. Todos los bailarines de la OBII son seleccionados por el director artístico, Robert Hill, y la directora de la escuela, Dierdre Miles Burger a través de un proceso de audición. En la información oficial de la compañía, se cuenta que sus miembros entrenan y ensayan con la compañía profesional de forma regular y bailan tanto en las actuaciones de la compañía como de la escuela. Los bailarines de la OBII también presentan obras nuevas y clásicas a jóvenes de escasos recursos y de la tercera edad, a costos asequibles y gratuitos. Realizan actuaciones para más de 50.000 personas anualmente en festivales locales, escuelas, hogares de ancianos, así como también en los teatros más importantes de Orlando. Aproximadamente un tercio de los profesionales de Orlando Ballet bailarines actuales de la Compañía se graduó del programa OBII.

Daiana junto a la Maestra Deirdre Burger, la directora de la escuela. Foto: Gentileza Daiana Alvarez.

Daiana junto a la Maestra Deirdre Burger, la directora de la escuela. Foto: Gentileza Daiana Alvarez.

Cuenta ella cómo fue ese preciado momento en que le contaron que había entrado: “Como nosotros éramos los niveles más altos, a través de una clase, podíamos audicionar para una beca anual para la escuela o para entrar en la compañía. Podías tener opciones. Yo me anoté obviamente para las dos. Al final de la clase, nos pusieron una parte más coreográfica, seguramente para observar la parte más artística del bailarín. Luego hablé con uno de los maestros que nos dio la clase y fui para darle mi curriculum. Le comenté mi situación, a lo que yo iba como para que me tuvieran en cuenta, quizás más allá de esa audición, si me pudieran considerar para alguna otra cosa o aconsejarme. Al ser latinoamericano, es más difícil aún. Pero me dijo que me había ido bien. Al otro día, cuando dan los resultados oficialmente me encuentro con algo mucho mejor que una beca, que era un contrato como refuerzo de la compañía. Fue el doble de la emoción. Esto me entero a la segunda semana de curso, así que fue un empujón enorme para seguir en las siguientes semanas”.

Ahora Daiana se prepara para regresar a Estados Unidos a cumplir su nuevo trabajo: “A mí me dan una carta oficial, que es con lo que voy a volver a Estados Unidos. La temporada empieza el 18 de agosto y dura hasta el 6 de mayo de 2015. Ellos me van a ayudar con los papeles que necesito. Seguramente no llegue al comienzo, porque los trámites son largos y complicados. Después, durante ese tiempo, si ellos lo consideran, pasados dos, tres, seis meses, te pueden subir a la compañía allá, a cuerpo de baile. De acuerdo a como rindas, te tienen en cuenta. Después de terminada la temporada, tengo la posibilidad de tener otro contrato para 2015/2016 y así sucesivamente”.

Para ella, es un sueño cumplido. Y esta experiencia, todo lo que ha vivido hasta ahora, ha dejado enseñanzas fuertes: “Lo que aprendí es que no debo esperar nada, sino dejar que todo fluya, como en la vida. Y de disfrutar cada momento bailando, porque es eso lo que los jurados o el público perciben. Perciben cuando el bailarín tiene miedo, cuando está nervioso y cuando uno disfruta de lo que hace, baila mejor. Todo se va dando como un dibujo. Perfecto. Lo mejor es disfrutar y nunca perder la perseverancia ni las ganas de trabajar. Y seguir y seguir porque en verdad a este nivel, como nos decían en la escuela, las cosas se consiguen con la práctica. Esa es otra de las cosas que nos recalcaron mucho. Cuando tenés una edad y un nivel casi profesional, cuando las cosas saben cómo hacerse pero no salen, simplemente es práctica y práctica con el norte de ser cada vez más perfecto”, cierra la bailarina.

Daiana, en clase, con una de sus maestras en Orlando. Foto: Gentileza Daiana Alvarez.

Daiana, en clase, con una de sus maestras en Orlando. Foto: Gentileza Daiana Alvarez.