La Sylphide, el broche de la Temporada en La Plata

Una versión ajustada y respetuosa del estilo interpretó el ballet del Teatro Argentino de La Plata, que sorteó nuevamente graves dificultades, incluso la baja de dos funciones, para llegar al escenario. Un cierre de año para apoyar y aplaudir.

lunes, 23 de diciembre de 2013 | Por Maria José Lavandera

Al comienzo eran cuatro funciones, quedaron sólo dos, que se sucedieron los pasados sábado 21 y domingo 22 de diciembre. “La Sylphide” peligró por un momento, como casi todas las funciones programadas del Teatro Argentino de La Plata en este año en que abundaron los inconvenientes con los cuerpos estables y los distintos gremios que hacen a esta prestigiosa institución.

No obstante en el último día de la difícil temporada de ballet, la compañía hizo un gran trabajo en la puesta de la obra, en versión coreografiada por el Maestro Mario Galizzi, basada en los originales de Auguste Bournonville (1805-1879) sobre la música de Hermann Lovenskjold, repuesta en esta ocasión por Sabrina Streiff. Bournonville fue uno de los creadores del estilo fuerte y enérgico del Ballet Real de Dinamarca y su versión de la obra, una de las más representadas a lo largo de los años en distintos países del mundo desde 1836, momento de su estreno.

La Sylphide. Foto: Guillermo Genitti.

La Sylphide. Foto: Guillermo Genitti.

Se trató de una versión escueta, de dos actos de poco más de media hora cada uno, pero perfectamente distribuidos en cuanto al relato de la historia de amor contrariado de James, un príncipe escocés enamorado en simultáneo de una mujer y una ninfa. Este ballet es considerado el puntapié inicial de la Era Romántica en la danza clásica, que se extiende hasta 1860. Lirismo, exotismo, magia signaron un regreso a los cuentos populares a través del arte coreográfico. Como indica Marcos Nápoli en el programa de mano del espectáculo, fue en esta época que este se pregnó de “un constante anhelo por lo sobrenatural y lo metafísico”. Tuvo su origen en la ópera Roberto El Diablo, de Jakob Meyerbeer, estrenada en la Opera de París en 1831, la cual incluía una escena en que un grupo de espíritus de monjas pecadoras emergían de sus tumbas en un convento y bailaban en la noche. El vestuario –el largo tutú romántico- y la temática fueron antecedentes de “La Sylphide”, creado originalmente por Filippo Taglioni para su hija María, quien se consagró como una de las primeras en bailar en puntas a través de su presentación de este ballet también en el mentado teatro francés en 1832.

Es, entonces, una obra en que el mantenimiento del estilo lo es casi todo: saltos vaporosos con pequeños movimientos de pies que apenas asoman por debajo de la falda de tules, figuras en equilibrio –principalmente arabesques, en penché -, brazos blandos y etéreos, que parecen pequeñas alas. Julieta Paul fue una sílfide coqueta y perfectamente romántica, sostenida en una técnica limpia y sólida, bien acompañada por Bautista Parada, el Príncipe James de la ocasión. Se destacaron en una consistente tarea física e interpretativa Alejandra Boldoni, como Effie –la prometida abandonada de James-, Víctor Filimonov –como Gurn, el pretendiente de Effie – y Magda, la bruja, interpretada por Walter Aón. Y completó el cuadro el prolijo desempeño del cuerpo en los pasos inspirados en las danzas folklóricas escocesas, de pasos rápidos y brillantes interpretados en dinámicas de grupo.

El Teatro Argentino cierra su temporada de ballet con una gran función gracias al profesionalismo y el nivel de sus artistas. Llamamos desde nuestra revista a llenar la sala Alberto Ginastera durante 2014 y apoyar cada una de sus funciones. Brindamos por muchas más  y pedimos desde aquí el respeto por el presupuesto que lo sostiene.

"La Sylphide". Foto: Guillermo Genitti.

«La Sylphide». Foto: Guillermo Genitti.

Función del sábado 21/12

El día anterior el reparto estuvo integrado por Elizabeth Antúnez como La Sylphide, Esteban Schenone como James, Stefanía Vallone, como Effie, Christian Pérez como Magda y Miguel Ángel Klug como Gurn.