Un soplo de aire fresco, de la mano de “Los mismos”

Por Estefanía Lisi El Café Müller se encuentra colmado de invitados que se acercaron a disfrutar de una de las obras del ciclo de danza contemporánea independiente – y muy acertadamente denominado- “Enroque de Capitales”. Se trata de un conjunto de artistas que presentan sus obras en Buenos Aires y La Plata, generando de esa […]

miércoles, 16 de octubre de 2013 |

Por Estefanía Lisi

El Café Müller se encuentra colmado de invitados que se acercaron a disfrutar de una de las obras del ciclo de danza contemporánea independiente – y muy acertadamente denominado- “Enroque de Capitales”. Se trata de un conjunto de artistas que presentan sus obras en Buenos Aires y La Plata, generando de esa manera la conexión entre ambas ciudades y llevando su creación a dos puntos clave de la provincia argentina. “Sopla”, del grupo “Los mismos”, la obra que reseñamos, se volverá a presentar durante octubre y noviembre en Chile, Mendoza y Buenos Aires. En este ciclo también se presentaron «Basura», de Matías Gutiérrez y Rakhal Herrero, «Un día tranquilo», de Carmen Pereiro Numer, y «Superestática y Mr. Facciones Relajadas», de Iván Haidar.

Espero paciente en el patio del lugar, que me recibe con un estilo casero y bohemio, pero acogedor. Finalmente ingresamos a una espaciosa sala que nos ofrece un sector de asientos muy diferentes, pertenecientes a distintos juegos de muebles. Elijo uno de los que más me gustan.

"Los mismos". Foto: Gentileza "Los mismos".

«Los mismos». Foto: Gentileza «Los mismos».

Minutos después, cinco de los intérpretes ingresan lentamente a la sala como si estuvieran solos, en su mundo. Llevan mochilas, ropa, comida y demás útiles. Están vestidos de día, algunos con un estilo hippie, con amplios pantalones, y otros más casuales. Se distingue en todos una prenda blanca, que acompaña la idea de encontrarse al aire libre. Se descalzan y dejan sus bolsos en un rincón. La situación se asemeja a un campamento, y ellos parecen extranjeros que se apropian de un espacio ajeno con mucha naturalidad.

Muy tranquilos conversan entre sí y luego comienzan a dibujar movimientos en el aire, sin música. Simplemente se mueven, oyendo y sintiendo los detalles de su conexión, al tiempo en que llevan a cabo una secuencia que repetirán una y otra vez a lo largo de toda la obra, añadiéndole en cada oportunidad un nuevo elemento.

Uno de los dos hombres decide no participar. En cambio, se mantiene al margen de lo que ocurre durante gran parte del espectáculo, al tiempo en que hace resonar un utensilio contra una olla. Esto genera un sonido que acompaña los movimientos de sus compañeros, muy concentrados.

Ellos crean sus propias reglas, en un espacio del que naturalmente se apropian. Es, a su vez, un lugar lleno de vida, que los impulsa a innovar. Sin embargo, también son esclavos de sus propios deseos y de esas normas que ellos mismos se impusieron. Ante la predeterminación de una coreografía en la cual cada uno adopta un rol distinto, que los encuentra y también los separa, se distingue el apego (a veces incluso inconsciente) a lo conocido, a lo esquematizado. La técnica es libre, pero está organizada. Es probable que cada uno de los artistas haya creado sus propios movimientos, ya que se trata de un grupo en el que todos, como se ve en “Sopla”, aportan un granito de arena para crear su impronta.

"Sopla". Foto: Francisco Iurcovich.

«Sopla». Foto: Francisco Iurcovich.

La linealidad de la obra encuentra su importante quiebre en dos momentos inesperados: primero, cuando una sexta intérprete irrumpe en la escena con una torta de cumpleaños, preparada para festejar más tarde, y debe integrarse a esta composición sin enseñársele nada. Un momento de humor atraviesa la historia, y este nuevo personaje intentará cuestionar, modificar, y finalmente adaptarse a la corriente del grupo.

El segundo momento de quiebre de la armonía del circuito está caracterizado por la aparición en escena de aquel personaje que no mostraba interés alguno por la actividad de sus compañeros, y que siempre se mantuvo al margen de los sucesos. La música Vivaldi, un foco de luz intimidante y un traje lo acompañan en esta aventura, en la que se propone jugar con la sorpresa del público y maravillar con un increíble solo coreográfico.

Tras su performance, las cosas siguen igual para el resto del grupo. Les queda poco tiempo, así que se disponen a terminar de ensayar y finalmente deciden volver a su casa. De a uno, recogen sus cosas, con notable pesadumbre y cansancio. Pero una de las chicas no se mueve. Es decir, sí se mueve. Se mueve como si fuera la última vez que pudiera bailar. Es evidente que no quiere irse, y como no es acompañada se deja llevar por la música en su cabeza.

Disfrutamos de su última inspiración mientras comienza a concluir esta obra, que es como un soplo de aire fresco. Ellos vuelan con el viento y generan un ciclo como lo es la respiración. Encontramos en estos conceptos el principal anclaje con su nombre, como forma de representar el espíritu de un espectáculo que mantiene al público atento y expectante, y que logra distinguirse por su naturaleza innovadora.

CUÁNDO Y DÓNDE

«Sopla» – Los Mismos

Viernes 18 de octubre a las 20 – Festival Nuevas Tendencias (Mendoza)

30 de noviembre a las 21 en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti – Av. Del Libertador 8151, CABA

«Un día tranquilo» – Carmen Pereiro Numer

Domingos 20 y 27 de octubre – 19 horas – Café Muller (Lavalleja 1116 – CABA)

FICHA TÉCNICA

Intérpretes: Laura Aguerreberry, Pablo Burset, Lucía Disalvo, Laura Monge, Gabriela Pastor, Omar Possemato /Vestuario: Laura Monge /Diseño de luces: Omar Possemato /Fotografía: Francisco Iurcovich / Diseño gráfico: Pablo Burse / Música: “Apatía”– “Concierto para mandolina y orquesta”, de Antonio Vivaldi /Colaboración artística: Nacho Ciatti.