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  1. Margarita Fernández, subdirectora del Ballet Folklórico Nacional: “La danza logra lo que el hombre no”

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    Margarita es una mujer multifacética y, a la vez, centrada. Luego de una larga carrera en la danza (sobre todo en su especialidad, el Modern Jazz), actualmente subdirige el Ballet Folklórico Nacional -junto a su director Omar Fiordelmondo- , de 37 integrantes, mientras continúa brindando sus históricas clases en su estudio de danzas. A pesar de oficiar como coordinadora de un cuerpo de baile tan importante, ella insiste en que su tarea principal es la de formar y enseñar.

    El Ballet Folklórico debutó el 9 de julio de 1990 en el Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, bajo la dirección de Santiago Ayala y Norma Viola, a quienes Margarita recuerda con mucho cariño. Como sucesora de Nidia Viola, ella apuesta por continuar consolidando la trayectoria de este equipo, a través del profesionalismo logrado en cada puesta.

    Como buena discípula de Olga Ferri, Noemí Coelho y Rodolfo Olguín, Margarita siempre tuvo mucho para dar y asegura que quiso hacerlo. Así comenzó su carrera como maestra, un poco adoptando a los alumnos desde sus inicios. De la misma manera trabajó con el Ballet Folklórico, colaborando con ellos en su versátil preparación para las diversas técnicas que deben manejar para lograr los excelentes resultados que logran en cada función.

    En una profunda entrevista, Margarita pudo conversar con Revol acerca de los pasos que dio hasta llegar al lugar que hoy ocupa, de sus impresiones acerca de uno de los cuerpos de baile más imponentes del país y de sus expectativas para el futuro.

    R: ¿Cómo fue tu llegada a la subdirección del Ballet Folklórico?

    M: Hace 7 años, me llamaron los maestros de las clases del grupo para que enseñe contemporáneo y preparación. En ese momento yo ya conocía de forma particular a dos integrantes varones de la compañía y cuando les estaba dando clase, la maestra Nidia Viola – en ese momento, la directora del ballet- me contó que iba a haber un concurso. Yo soy maestra, le dije. Yo creo que “maestra” y “coreógrafa” son las dos cosas que me identifican. Maestra, porque me siento formadora. Y coreógrafa porque tengo la necesidad de crear a través del movimiento.

    Mi formadora fue Olga Ferri, después fueron Noemí Coelho y Rodolfo Olguín. Pero además tuve la suerte de poder viajar y transitar mucho más la danza contemporánea, de lo cual el modern jazz tiene muchísimo, aunque es un estilo propio. Sin salir nunca de la base de mi formación, que fue el clásico, creé otro tipo de técnicas y traté de ver qué es lo que la compañía necesitaba en cada momento. Los profesionales de Ballet Folklórico Nacional son personas, generalmente ya formadas profesionalmente, de otros grupos. O sea que completan su formación o se interiorizan en el repertorio del ballet, que en un 90% está formado por las coreografías de Santiago Ayala, “El Chúcaro” y Norma Viola, lo que no quita que haya otros repertorios también, por supuesto. Al día siguiente de finalizado el concurso, Nidia tuvo un ACV y falleció al poco tiempo. Esto nos devastó a todos. Por otro lado, el cargo de la coordinación había quedado libre. Fue entonces que el cuerpo de baile y dos asistentes me ofrecieron ser la coordinadora artística del ballet.

    R: Y viniendo de otras técnicas, ¿cómo resultó para vos involucrarte directamente con el Folklore?

    M: Bueno, ahora en el Colón hay una muy buena formación folklórica. Pero en mi época era muy poco lo que veíamos de esta técnica. Entonces, sí conocía la compañía y trabajaba diariamente con ella, pero no vivía del folklore. Fue todo un desafío que yo desempeñara ese papel, y para el mundo de esa disciplina fue rarísimo verme a mí ahí. Entonces pensé “Bueno, ¿qué es lo importante?”, y me contesté: “Que el ballet baile”. El repertorio se conoce, hay filmaciones, podemos volver a reponer las obras. Simplemente había que ponerse a trabajar. Este es un cuerpo de baile que se arremangó, que salió al frente. Con la ayuda de todos, nuestro propósito fue llamar a concurso a director y a subdirector. Durante mi período de coordinación hubo siempre concurso de cuerpo de baile. Siendo coordinadora incluso me ofrecieron montar una obra, y lo hice: monté Juan Moreira. Pero cuando llegó el concurso, yo no me presenté. Ya lo tenía decidido.

    Margarita, maestra. Junto a Omar Fiordelmondo, da clases en gira por el país del Ballet Folklórico, además de seguir siempre con su estudio. Foto: Mariano Longo.

    Margarita, maestra. Junto a Omar Fiordelmondo, da clases en gira por el país del Ballet Folklórico, además de seguir siempre con su estudio. Foto: Mariano Longo.

    R: ¿Por qué no?

    M: Porque consideraba que había muchas otras personas idóneas en el país que tenían todas las posibilidades de estar al frente de un ballet, y que quizás venían trabajando desde varios lugares para poder ocupar ese cargo. Es la verdad. Pero faltando tres minutos para el cierre del concurso, y después de una reunión muy pequeña, el mismo cuerpo de baile, a través de su vocera, su delegada, me dijo “Margarita, ¿por qué no te presentás?”. Así que presenté brevemente mi propósito, que era continuar trabajando, llamar a coreógrafos para nuevas puestas y brindar también la posibilidad a los coreógrafos noveles de montar sus obras. Lo más curioso es que el director elegido resultó ser el que primero entregó su sobre, y la subdirectora, yo, fui la última. Al ser elegida, aquieté todas las presentaciones con mi grupo y me aboqué casi exclusivamente al ballet.

    R: Pero seguiste dando clases en tu estudio, ¿verdad?

    M: Sí, yo siempre di clases en mi estudio, jamás lo dejé. Me gusta mucho formar. En general, hay una tendencia de los docentes a trabajar con gente ya hecha. Yo tuve la suerte de tener dos maestras formadoras de primer nivel. Olga y Noemí formaban de cero, y yo pude estudiar con ellas. Y a mí me encanta hacer lo mismo con mis alumnos. Fui muy afortunada porque la gente que se formó conmigo no venía de otros lugares y yo pude enseñarles desde el principio. Hay que dedicarse mucho, de lunes a viernes, sábados, domingos. Yo no tomo vacaciones.

    R: ¡Me imagino! ¿Y cómo ves la situación actual del ballet?

    M: Me pasan muchas cosas, algunas bellísimas y otras complejas. Este es un ballet que tendría que tener mayor reconocimiento del que tiene. Considero que Norma y el Chúcaro eran, son y seguirán siendo referentes máximos del Folklore. Ellos, Antonio Gades y Cristina Hoyos, Igor Moiseyev, entre otros. Norma era una mujer completísima y él era un hombre genial, era un artista al que le tocó ser bailarín. Ambos eran profesionales con mayúscula, y la danza les sirvió como canal de expresión. Tal vez si hubieran sido músicos, hubieran resultado excelentes compositores, y así con cualquier rama que hubieran tocado del arte. Creo que la compañía debería estar transitando un momento de mejor posición a nivel internacional, deberíamos estar haciendo giras en el exterior, ya que lo llevamos permanentemente al interior del país.

    Las chicas del Ballet Folklórico Nacional. Foto: Ministerio de Cultura de la Nación.

    Las chicas del Ballet Folklórico Nacional. Foto: Ministerio de Cultura de la Nación.

    R: Claro. ¿Cuál considerás que es el sello de este cuerpo de baile?

    M: Que es muy solvente, técnica y artísticamente. Que te lleva a la emoción. Es un ballet que emociona, que conmueve. Uno cuando va a ver un ballet, muchas veces el cuerpo de baile es el marco de ciertos bailarines principales. Pero acá, el protagonista es el cuerpo de baile. Cuando los ves a todos juntos, no podés no emocionarte. Te disparan un montón de sensaciones que llegan directo al corazón. Porque las danzas folklóricas son populares. Lo que es popular viene del pueblo, y el pueblo habla de historia, de pertenencia.

    R: Como subdirectora y hoy testigo de los logros de este ballet, ¿extrañás bailar?

    M: No, es decir, cuando bailé me encantó bailar, pero hoy no extraño el escenario. A los 36 años dejé de bailar y tuve una participación en un homenaje que se hizo a Astor Piazzolla en San Petersburgo. En realidad le había pedido a Laura Roatta que interpretara unas piezas que tenía en la cabeza, pero ella no pudo viajar porque estaba bailando en “Tanguera”, de Mora Godoy. Entonces me pidieron que yo lo haga. Me preparé y lo hice. Ya tenía 40 años en ese momento. Soy muy buena espectadora, siempre fui balletónoma. Para mí el placer máximo es levantarme a la mañana un domingo y limpiar la casa escuchando ópera. La amo. Mi ballet preferido es Giselle. Me encanta el teatro. Me gusta mucho, desde que estoy en el Ballet Folklórico, descubrir los grupos nacionales del interior, que son maravillosos. El chamamé me llena el alma.

    El Ballet Foklórico, excelencia, compromiso y versatilidad. Foto: Carlos Villamayor.

    El Ballet Foklórico, excelencia, compromiso y versatilidad. Foto: Carlos Villamayor.

    R: ¿Por qué en un primer momento elegiste el Modern Jazz, entre tantas cosas?

    M: Porque cuando lo conocí hace 40 años era una técnica completísima. Se nutre de distintas posibilidades de movimiento, que tienen que ver con el folklore de cada lugar, y que tiene un tratamiento corporal en el cual la danza clásica está absolutamente presente, también con todo lo que tiene la danza moderna. Es decir, ofrece un montón de opciones para el espíritu que yo tengo, al que le interesa todo. Amo todas las danzas: el street dance, el hip hop, hasta la cumbia (colombiana, de donde proviene) y, ¿por qué no?, también el cuarteto, en el que se habla de distintas realidades, y es muy importante escuchar esas manifestaciones. Porque ahí está hablando el pueblo, el lugar, la necesidad de querer demostrar que se puede ser feliz. Tampoco hay que menospreciar la cumbia villera, porque nos habla de lo que pasa en la sociedad. Yo creo que cualquier técnica que se lleve al máximo de su expresión, es realmente digna de, por lo menos, hacerte detener y no ser soberbio. Al llegar al interior del país he visto a gente mayor bailando y lloré, porque me emocioné. Porque ellos bailando me hicieron abrir canales que otros, tal vez, haciendo 32 rond de jambe fouette no me hicieron abrir. Y los recuerdo y pienso “qué maravilla”. Con algo tan sencillo como tal vez verse a los ojos, sacar un pañuelo, bailar una samba… Yo creo que la danza logra lo que el hombre no.

    Margarita Fernández, una apasionada de su rol como docente y sub-directora de esta agrupación. Foto: Carlos Villamayor.

    Margarita Fernández, una apasionada de su rol como docente y sub-directora de esta agrupación. Foto: Carlos Villamayor.

    R: ¿Cómo sentís ese título de formadora que mencionás?

    M: Como la danza me dio muchas cosas, siento una responsabilidad terrible. Hay tanta falencia en general de los seres humanos de poder manifestarse con lo que quieren y sienten que, cuando uno es un privilegiado, cuando es consciente de eso, le genera automáticamente las ganas de brindarle a otro esa posibilidad. Nací con una predisponibilidad física, tuve la suerte de tener el apoyo de mis padres ante lo que elegí, tuve maestros maravillosos, alumnos geniales, trabajé con artistas fantásticos y encima tengo la suerte de tener una familia. Me siento tocada por una varita, entonces quiero poder transmitirle un poco de eso a los demás.

    La danza para mí es todo un tema, no es simplemente bailar; es una vida. Yo soy «Margarita bailarina». Marga piensa y siente como bailarina. Las tareas cotidianas están: mientras yo limpio la casa escucho ópera, pero al hacer eso ya me voy imaginando movimientos, historias… Creo que lo que uno siempre tiene que conservar es esa cosa de la niñez. Yo tuve una infancia muy feliz. Fui muy estimulada, sentía que mis papás me daban lo mejor que podían. Y eso lo intento guardar bajo llave, atesorarlo para siempre.

  2. Jubilación para bailarines: un tema pendiente

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    Los bailarines profesionales se lesionan tanto como los deportistas de elite. Y para eso no hace falta tener un gran accidente. Con muchas microlesiones acumuladas a lo largo de los años, ya alcanza para sufrir una lenta erosión de los cartílagos. Muchas de esas lesiones tienen que ver con las condiciones de trabajo en tapetes gastados, con declives imprevistos, con diferencias de tablas en los escenarios…

    Y por eso hay mucha gente que sigue bailando aunque sienta dolor. Y arrastra el desgaste progresivo que lleva a una “vejez prematura”. Aún así, casi nadie se puede jubilar cuando quiere y debe esperar 20 años en stand by.

    Este proyecto presentado en la Cámara de Diputados propone una Ley “20/40”, y eso queda claro desde el artículo 1º: “Los integrantes de los cuerpos estables estatales de bailarinas y bailarines obtendrán la jubilación ordinaria cuando acreditaren veinte años (20) continuos o discontinuos de actuación como bailarín o bailarina, con una edad mínima de cuarenta años (40)”.

    Pero aunque el motor de este proyecto hayan sido las compañías de danza que dependen de Estado Nacional, el plan es que no se reduzca a las 52 personas que suman entre la Compañía Nacional de Danza Contemporánea y el Ballet Folklórico Nacional. De tal modo, se aclara en el artículo 6º: “El Estado Empleador que corresponda…” es el que realizará los aportes previsionales. Y este es un detalle fundamental: esto significa que no se circunscribe a ninguna jurisdicción en especial, por lo que permite que una vez que sea una ley nacional, las distintas provincias y municipalidades puedan adherirse y así quedan amparados todos los formatos de ballet estatales existentes a lo largo y ancho del país.

    Compañía Nacional de Danza Contemporánea, en plena audiencia por la ley de jubilaciones. Foto: Laura Chertkoff.

    Compañía Nacional de Danza Contemporánea, en plena audiencia por la ley de jubilaciones. Foto: Laura Chertkoff.

    Este punto explica el entusiasmo transmitido en las adhesiones que llegaron desde el ballet oficial de la Fiesta Nacional del Chamamé en Corrientes y de los ballets provinciales de Salta, Tucumán y Misiones.

    Es importante aclarar que no se trata de una jubilación compulsiva. Ya que se prevé que una vez cumplida la edad y antigüedad prevista, cada trabajador/a “podrá optar por continuar en actividad por el periodo de un año, siempre y cuando obtenga dictamen favorable de la Junta Evaluadora”.

    Desde el año 2008 el Estado Nacional tiene un convenio colectivo de trabajo que reconoce 20 años de carrera para los elencos artísticos, pero no tiene resuelto el tema jubilatorio.

    El Ballet Folklórico Nacional también estuvo presente. Foto: Laura Chertkoff.

    El Ballet Folklórico Nacional también estuvo presente. Foto: Laura Chertkoff.

    No se está pidiendo nada que no esté bajo el amparo del artículo 14 bis de la Constitución Nacional. Sin embargo existió una época en que esta necesidad fue vista como un “lujo”. En su momento, la Ciudad de Buenos Aires, tenía un régimen diferencial para el Ballet Estable del Teatro Colón, pero el neoliberalismo de los ‘90 lo consideró una “jubilación de privilegio” y lo hizo derogar. En la actualidad las provincias de Córdoba y de Buenos Aires reconocen la especificidad de la tarea de sus compañías estables, pero hay otras 22 jurisdicciones donde los bailarines y bailarinas están desprotegidos.

    En la audiencia pública estuvieron presentes, además de los integrantes de las dos compañías estables nacionales, el diputado nacional Víctor De Gennaro, que presidió la audiencia, y los diputados nacionales: Mirta Tundis (de Frente Renovador), Mario Raúl Negri (presidente del bloque de diputados de la UCR), Luis Mario Pastori y Juan Carlos Díaz Roig (del Frente Para la Victoria).

    Como se trató de un encuentro para sensibilizar a los legisladores sobre la urgencia de este proyecto, también hablaron como especialistas del medio, el kinesiólogo Guillermo Paterno y el traumatólogo Ariel Damián Ciano, que detallaron las patologías más habituales en los profesionales de la danza.

    En tiempos en los que se discute la pertenencia de los trabajadores de la danza a gremios existentes o en formación, es más evidente que cualquier tipo de legislación específica tiene más futuro, cuanto más fuerte es el apoyo institucional con el que llega cada proyecto. Por eso es que se remarcó la pertenencia gremial de las dos compañías estatales a la Asociación de Trabajadores del Estado y la importancia de que los trabajadores de la danza se reconocieran como tales.

    En este año de elecciones la composición de las dos cámaras se verá modificada y entre otros, De Gennaro terminará su mandato. Pero por eso el Frente Renovador tomó el compromiso de llevar el proyecto adelante la diputada Mirta Tundis, quien seguirá en funciones y apasionada por las leyes previsionales que le dieron tanta visibilidad como la experta en jubilaciones de la TV.

    La ley será motorizada desde Cámara de Diputados, del bloque del Frente Renovador. Foto: Gentileza HCDN.

    La ley entró a la Cámara de Diputados con apoyo de diversos bloques. Foto: Gentileza HCDN.

    Además de varios testimonios de trabajadores, delegados y directivos de las compañías presentes, llegaron adhesiones en video de varias figuras del espectáculo como Carmen Barbieri, Florencia de la V o Laura Fidalgo y el elenco estable de una casa de tango de gestión privada. Y se leyeron otras tantas por escrito, entre ellas, de la Ministra de Cultura Teresa Parodi, de Leonardo Reale, director del Ballet Metropolitano de Buenos Aires, y de otras juntas internas de otras partes del país.

    Entre otros llegó este deseo desde los cuerpos artísticos de la provincia de Salta: “Para que se haga extensible en un corto plazo, al resto del país”.

    Ese es el plan. Es una cuestión estratégica.

  3. Koki y Pajarín Saavedra, junto a su compañía Nuevo Arte Nativo, en el ND Ateneo

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    Los hermanos Koki y Pajarín Saavedra se presentan en el teatro ND Teatro con su compañía Nuevo Arte Nativo, Víctor Carrión en vientos, Emiliano López en bandoneón y los músicos Peteco Carabajal y Laura Ros como artistas invitados, en su espectáculo «Flechas de la Tribu». La cita es el viernes 24 de octubre a las 21, en Paraguay 918 (CABA).

    Se trata de dos propuestas separadas que coinciden en un mismo tiempo, ya que además de bailar, los Saavedra interpretarán temas de su flamante disco “Cuando canto y bailo”– de Acqua Records-, conformado por composiciones de autoría propia. Ambos artistas cantan, Koki toca la guitarra y Pajarín la percusión. Dicen: «La percusión es esencial, así como la guitarra y las voces. Nuestras vivencias están en las letras. Las rítmicas son las de nuestro continente, que al igual que en nuestro baile, se mueven en libertad. Pensamos que lo simple y complejo armoniza en el conjunto. Contentos es la palabra que descifra esta etapa que estamos atravesando. Piano, flauta traversa, saxo, violín, guitarra, bajo eléctrico, bandoneón y armónica acompañan en diversos momentos a la propuesta”.

    La apertura del espectáculo será con música de Miles Davis: «A partir de un momento, las grandes ciudades del mundo tuvieron su color azul y el hombre y la mujer sintieron soledad en la multitud. El trompetista afro-americano Miles Davis inspiró el intento nuestro de rendir tributo a su síntesis musical».

    Cuándo y Dónde

    Koki & Pajarín Saavedra Compañía Nuevo Arte Nativo presentan «Flechas de la Tribu»

    Invitados: Peteco Carabajal y Laura Ros
    Viernes 24 de octubre a las 21, en el ND Teatro, Paraguay 918. Entradas desde $ 150 en venta a través de www.plateanet.com, teléfono 5236 3000 o en boletería del teatro.

  4. Ana María Stekelman: “Bailar es algo muy complejo”

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    Fue la Directora del Ballet Contemporáneo del Teatro General San Martín y creó nada menos que el prestigioso Taller de Danza Contemporánea, uno de sus grandes orgullos que hasta el día de hoy se mantiene bajo su esquema. Y algunas de sus más grandes inspiraciones vinieron de la mano del tango, gracias a las maravillas sobre el escenario de Juan Carlos Copes y María Nieves. Así fue que a principios de la década del ’90 se propuso gestar una compañía de danzas diferente, que fuera capaz de lograr un nuevo concepto unificando el tango y la danza moderna. De esa manera nació Tangokinesis, esta fusión de estilos que recorrió el mundo y que creó un nuevo lenguaje en la danza.

    A un mes de sus próximos estrenos, el 9 y el 11 de julio, obras para los ballets del San Martín y el Folklórico Nacional, le propusimos a la coreógrafa, una de las más reconocidas de nuestra escena, algo de revisionismo:

    R: ¿Cómo fueron tus primeros contactos con la danza?

    A: Bueno, mi primeros contactos fueron a los 9 años, cuando mi mamá me llevó a ver el ballet infantil de Beatriz Ferrari. Me enamoré, me gustó mucho la función y ver bailar a niños -era un ballet para chicos, bailado por chicos. A partir de ahí, mi mamá me anotó en la escuela de Beatriz y entré al ballet. A los 10 años pasé a la Escuela Nacional de Danzas. Aquel fue mi primer contacto con una institución más oficial. Ahí hice toda mi carrera, y a la mitad apareció un programa nuevo de enseñanza que incluía a la danza moderna. Entraron al cuerpo docente personajes muy importantes como Paulina Ossona y Cecilia Ingenieros, entre otros. Yo empecé a trabajar con Paulina, fui alumna directa suya. Ella realmente me dio “un sello” de la danza.

    R: ¿Cómo fue tu llegada a la escuela de Martha Graham en Nueva York? ¿Ganaste una beca para estudiar allí?

    A: En realidad, en 1963 mi mamá tenía que viajar a Estados Unidos y mi hermana estaba trabajando allá como médica, así que yo aproveché para estudiar allí. Estuve un tiempo y luego pude aplicar a una media beca en la escuela de Martha Graham. La experiencia de estudiar con ella fue genial. Es una técnica increíble y fue una suerte estar en el origen de todo eso, porque los maestros que me tocaron fueron los bailarines del primer elenco de su compañía. Eran todos muy importantes y muy buenos maestros. Por otra parte, el Nueva York de los años ’60 es uno que no vamos a volver a ver. Volví hace 8 años y me desilusioné mucho, porque la ciudad en la época en la que estudié en Graham guardaba un poco de humanidad, era muy lindo y fácil vivir ahí. Ahora es muy diferente: es caro, hay demasiados edificios altos para la pequeña isla que es Manhattan.

    Ana María Stekelman, una referente en nuestra escena argentina. Foto: Gentileza.

    Ana María Stekelman, una referente en nuestra escena argentina. Foto: Gentileza.

    R: ¿Y cuando volviste a Buenos Aires, cómo continuaste tu carrera?

    A: Cuando volví acá regresé con Paulina, pero también sumé a mi formación y perfeccionamiento al maestro Oscar Araiz. Era el coreógrafo que más me gustaba del país. Y cuando se armó el Ballet del San Martín pude tener un trabajo fijo de mi profesión. Allí entré a mis 23 años. Ese ballet luego tuvo una recesión de 5 años, es decir que se eliminó el cuerpo de danza, y yo me fui a trabajar con Jorge Zulueta, gran pianista, y Jacobo Romano, musicólogo, que tenían un grupo llamado “Grupo de Acción Instrumental”, actualmente denominado “Ópera Collage”. Con ellos aprendí un montón, fueron mis maestros musicales y son un lujo, la verdad. Con ellos viajé un poco mientras dirigía el San Martín. Cuando me puse a la cabeza del teatro creé una escuela, el Taller de Danza del San Martín, que aún existe con el formato con el que yo lo creé, y que ahora lo dirige Norma Binaghi.

    R: ¿Y cómo fue tu paso por la dirección del ballet del San Martín?

    A: Bueno, trabajé como directora 5 años y después lo dejé. Debo ser la única persona que abandona un puesto oficial, pero lo hice porque no me sentía cómoda en ese puesto. En cambio, sí me sentía muy cómoda enseñando y probando cosas. A mí la palabra “investigación” no me gusta para nada. Así que me sentía mejor probando cosas, para mí y para los alumnos, y obviamente organizando la escuela, que es de perfeccionamiento. Mi satisfacción respecto de todo este tema es que tanto el grupo que yo creé, con 8 bailarines, que ahora cuenta con 30 y que dirige Mauricio Wainrot, como la escuela misma, hoy funcionan. Y me refiero a que funciona muy bien.

    R: ¿Cómo surge Tangokinesis?

    A: Cuando dejé el San Martín, seguí 5 años en el taller, después estuve con Zulueta y Romano, luego hice algunos trabajos “freelance”, y después creé mi compañía, Tangokinesis, que ya tiene 21 años. Es donde yo realmente trabajé mucho la fusión de tango y danza contemporánea, y hasta un poquito de folklore.

    Esto surge gracias a mi formación, por un lado, básica: el ballet, durante los primeros años de mi vida y el contemporáneo, más tarde en la escuela. De todas maneras, los que hacemos danza contemporánea seguimos practicando ballet, porque es como digitar en el piano, es una base. Aparte, todas las técnicas nuevas que surgen; aparece una cada 5 minutos.

    "Lentejuelas" (2002), por Tangokinesis. Foto: Diana Frey.

    «Lentejuelas» (2002), por Tangokinesis. Foto: Diana Frey.

    R: ¿Cómo tomó fuerza en tu vidael tango y en la manera de crear artísticamente?

    A: Mi relación con el tango viene de la influencia de mis hermanos, que iban a bailar de chicos a las milongas y los lugares que había en el Once. Mi hermana tocaba el piano y en mi casa se escuchaba muchísimo tango. Cuando tenía 18 años lo vi a Juan Carlos Copes y tomé real convicción de que el tango puede estar en escena. Para mí él y María Nieves, como me dijo mi alumna y amiga Mónica Fracchia, “son Fred Astaire y Ginger Rogers”. Yo vi la capacidad de Copes de abrir el tango y que la música pudiera estar en un escenario. Esa es una cosa invalorable. También me gustaba mucho el ritmo, todas esas cosas que pasaban de ser muy lentas a muy rápidas y el estilo que tenía esa pareja. Creo que eran una equipo que no tiene, históricamente, un rival. Son grandes inventores, sobre todo Copes, que se desempeñaba más como el coreógrafo de los dos.

    R: ¿Cómo comenzaste a gestar tus primeras obras?

    A: Pasó mucho tiempo hasta que me metí en el tango. Yo siento que las cosas en el arte tienen que macerarse. Por eso a mí no me gusta la televisión, porque en ella se hace todo muy rápido, y una persona que no baila, a las dos semanas está bailando y eso no es posible (risas). No es que esté bien o mal, ¡no es posible! Bailar es algo muy complejo. Es como si a una persona la pusieras a cantar una ópera, o si te hicieras operar el hígado por alguien que estudió medicina durante dos semanas. Aún cuando hay formación, está acotada por el formato, porque ya el formato es falso.

    Finalmente, mi primera obra fue “Jazmines”, que desembocó en la fundación de Tangokinesis, una compañía que fusionaba tango y danza moderna. En ese momento las bailarinas sabían de tango o de danza moderna, no de las dos cosas. Años más tarde, las disciplinas se fueron combinando y mezclando y los integrantes ya venían con conocimientos de las dos. Ya se había creado un lenguaje.

    Tangokinesis, una institución a cargo de Stekelman. Foto: Claudio Esses.

    Tangokinesis, una institución a cargo de Stekelman. Foto: Claudio Esses.

    R: ¿Cómo fue el proceso de crear esta compañía, que tanta historia hizo en nuestra danza?

    A: Empecé a probar y nos vio el director del Festival de Israel, que había estado por todo Latinoamérica, y les gustamos. El mismo año que se creó la compañía tuvimos nuestro primer viaje importante, a Jerusalén. Y hace dos años volvimos a ir, invitados por ellos. En nuestro país la danza no está muy incentivada, hay una desvalorización de este arte. Además, la gente está confundida por las cosas que ve en la televisión. Los países que se han superado en materia de danza lo han hecho porque cada gobierno tiene el orgullo de tener un ballet, y deberíamos aprovechar más el desarrollo del folklore y del tango.

    La primera presentación oficial de Tangokinesis fue en el ’93 en el Teatro Andamio, y por esto le tengo que agradecer mucho a Alejandra Agüero, ya que colaboró en algunas cosas con respecto a la dirección, me dio algunos consejos muy interesantes. Y después también tengo un equipo, bastante indestructible en cuanto al apoyo y cariño mutuo, junto a mi manager, Susana Argañaraz, y la pareja principal y repositora de todas mis obras, conformada por Pedro Calveyra y Nora Robles. Ellos son para mí excepcionales, de una calidad humana increíble, y quienes siempre sostuvieron Tangokinesis.

    R: Tangokinesis se consolidó también a nivel internacional…

    A: Nosotros repetimos muchos destinos, lo que quiere decir que fuimos bien aceptados: viajamos dos veces al Festival de Lyon, otras dos al de Jerusalén, hicimos tres giras en Estados Unidos, estuvimos en Italia, viajamos doce veces en Colombia, a México…

    Stekelman: "No se puede aprender a bailar en dos semanas". Foto: Adriana Argalia.

    Stekelman: «No se puede aprender a bailar en dos semanas». Foto: Adriana Argalia.

    R: ¿Qué estás preparando actualmente?

    A: Estoy reponiendo «El bolero de Ravel» para el Ballet Contemporáneo del San Martín, que en su momento se hizo para Tangokinesis. Lo estoy haciendo para 14 personas, cuando originalmente era para 11. Para mí es muy interesante porque se está agrandando. El estreno está pautado para el 11 de julio. Y después estoy haciendo una coreografía que es una creación nueva, en el sentido más modesto, para el Ballet Folklórico Nacional, que se estrena el 9 de julio. Aún no sé cómo se va a llamar pero tiene música de Domingo Cura y Mozart. Es un ballet divino y para mí trabajar con ellos es como estar en la Ópera de París. Los bailarines son hermosísimos. Estoy muy contenta de trabajar en estos proyectos y espero ansiosa los que vienen, mientras tengo en mi cabeza ideas propias que algún día se concretarán en un escenario.

  5. “El Loro y el cisne”: una de amor… en el medio, la danza

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    Por María José Lavandera

    ¿Es que puede suceder que un loro se enamore de un cisne? Puede ser. Puede ser cuando el cisne es, por alguna fuerza del destino, Luciana Acuña, la bailarina de Grupo Krapp, agrupación cuyos ensayos están siendo filmados, en un combinado algo estrambótico, por un grupo de documentalistas, cuyo sonidista es “El Loro”. Y, en el medio, una serie de registros acerca del trabajo en algunas de las compañías de danza más importantes de nuestro país – del Teatro Argentino de La Plata, cuando era dirigido por Mario Galizzi, Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, Ballet Folklórico Nacional-, que enmarcan la historia de amor y le van dando sustento. La disciplina dancística opera así como una “bella” excusa y sirve también para  relatar de este modo algo del mundo, también estrambótico (por qué no), que es la danza.

    Luciana y El Loro. Una historia... ¿imposible?. Foto: Gentileza Prensa El Loro y el Cisne.

    Luciana y El Loro. Una historia… ¿imposible?. Foto: Gentileza Prensa El Loro y el Cisne.

    Alejo Moguillansky, el joven director de la gran película “Castro” (ganadora de la Competencia Argentina en el Bafici ‘09), es también el autor de esta pieza, que cualquier amante de la danza que se precie disfrutará sin duda.

    Charlamos con él acerca del proceso de trabajo de este film, que se estrenará esta semana –el jueves 31/10- en la Sala Lugones, del Teatro San Martín:

    R: ¿Cómo surgió esta película?

    A: Surgió de una manera muy accidentada esta película. Nació del hecho de que yo estaba filmando algunos ensayos de Grupo Krapp. Estaban empezando a crear y en los comienzos es todo muy informe, muy desestructurado. Como el primer momento de creación, que es muy experimental en el bueno sentido: un momento de creación pura. Un momento artístico en que todo puede ser, no hay mucho filtro. Es ir probando cosas. No existe el error en esos momentos. Entonces yo quería filmar eso.

    Yo igual no pensaba en un documental de Krapp sino más bien sobre artistas en relación con su trabajo, ver artistas trabajando, en un plano muy cercano y muy íntimo. Krapp estaba en eso y me dieron ganas de filmar. Fui a dos o tres ensayos solo e inmediatamente me di cuenta que así no iba a ningún lado, así que le pedí al sonidista, “El Loro”, que me acompañe en ese proceso. Empezamos a ir juntos a los ensayos, y ahí fue como un proceso de contaminación mutua. Estaba como muy radical en ese momento y empecé a pedirle al Loro que se meta en el cuadro de mi cámara. Eso empezó a ser mucho más interesante. Estaba yo, probando cosas, mientras estaban ellos, los chicos de Krapp, probando otras cosas. Ellos un poco se hicieron eco de esta presencia del sonidista, de hecho en su obra actúa también el Loro ahora. Esto empezó a crecer y a sumarse material, hasta que hubo muchísimo y no estaba muy justificado (risas). Yo pensaba: “Esto es un capricho mío”, era muy atractivo visualmente pero no sabíamos qué hacer con eso. Ahí surgió la idea de generar un personaje con el Loro; se sumó que decidimos ir a buscar qué más había en el mundo del ballet, también para darle un contexto a Krapp: si vos los agarrás solos, son súper excéntricos en relación a su creación.

    Grupo Krapp... y El Loro. Foto: Gentileza Prensa El Loro y El Cisne.

    Grupo Krapp (Luis Biasotto, Fernando Tur, Gabriel Almendros)… y El Loro. Foto: Gentileza Prensa El Loro y El Cisne.

    R: La prerrogativa de ellos es correrse todo el tiempo…

    A: Claro. Es como la excentricidad en sí misma. Ahí nació la idea de ofrecerle un contexto de danza. Y surgió esto de ir a los lugares más especiales de la danza: las compañías oficiales, que tienen sus sindicatos, sueldos regulares, con todo un sistema armado que los sostiene, muy lejos del funcionamiento de Krapp.

    Me gustó así que empezó a darse una idea hasta más antropológica: ver cómo es la gente que trabaja en la danza y cómo entra en relación con su trabajo, tanto corporal, como en las condiciones de trabajo. El efecto primerizo de la película era ese.

    Luciana Acuña y El Loro, en el Teatro Argentino de La Plata, con "El Lago de los Cisnes", de fondo. Foto: Gentileza Prensa "El Loro y el Cisne".

    Luciana Acuña y El Loro, en el Teatro Argentino de La Plata, con «El Lago de los Cisnes», de fondo. Foto: Gentileza Prensa «El Loro y el Cisne».

    R: Luego la fusión de objetivos la convierte en una suerte de “ficción documental”…

    A: Después todo se termina contaminando con todo en la película. Se representan los ballets en términos documentales, pero es la presencia del Loro lo que dispara la ficción propiamente dicha. La verdad que tuve que empezar a crear escenas de la nada, donde cada uno hacía de sí mismo y ahí se empezó como a armar… pero de manera muy caótica. Después –como hay muchas entrevistas todo el tiempo-, nació la idea de entrevistar a Mario [Galizzi], y de cruzar la película con argumentos de ballets. Pero todo muy accidentado. Fue filmar, pensar, montar, todo al mismo tiempo.

    R: La película goza de cierta libertad formal, ¿no?

    A: Fue surgiendo, la verdad. Por ejemplo, el embarazo de Luciana era real. Tuvimos que encontrar la forma de incorporarlo en el lenguaje de esta película. Se trata de resignación a eso que pasa. La película trabaja todo el tiempo con lo que está pasando. Se filmaron cosas de Luciana sin panza después de que nació su hijo, para hacer puente entre distintos lugares de la película. Creo que esa libertad formal tiene que ver con la necesidad de soluciones poco burocráticas a problemas narrativos puntuales. Tuvimos que tomar algunos atajos. Alcanzamos una modernidad casi por conveniencia (risas), más vaga. También estaba la idea de no hacer una película rigurosa, más bien todo lo contrario. Por eso no nos asustaba la pérdida de organicidad como objeto.

    R: ¿Algo te llamó la atención de la danza?

    A: No se bien qué decirte (risas). La verdad que me enamoré mucho del tema: fue llegar a un lugar casi como un turista, y desde ese lugar fue un enamoramiento total, porque todo me parecía espectacular y de un nivel impresionante de sinceridad con lo que hacen, de poca especulación. Me quedé con una sensación de la danza como un arte de transparencia pura. Que es algo que siento por el cine también. Pero al hurgar sobre un tema, empezás a entender que eso puede ser trasladado a otros lenguajes.

    CUÁNDO Y DÓNDE

    20 únicas funciones:
    Jueves 31 de octubre y viernes 1° de noviembre a las 17, 19.30 y 22 hs. 
    Sábado 2 y domingo 3 de noviembre a las 14.30, 17, 19.30 y 22 hs. 
    Viernes 8, sábado 9, domingo 10, viernes 15, sábado 16 y domingo 17 de noviembre a las 22 hs.

    Entradas: $25.- Estudiantes y jubilados: $15.-

    Sala Leopoldo Lugones – Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530)

    Tel: +54 (011) 4371-0111

  6. El Ballet Folklórico Nacional, en gira nacional durante julio

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    La agenda de este mes del Ballet Folklórico Nacional incluye las siguientes actuaciones con su espectáculo «EmocionArte», siempre con entrada libre y gratuita.

    11 DE JULIO – 19:00 hs
    CHILECITO – PCIA. DE LA RIOJA
    CLUB NEWELLS OLD BOYS
    Espectáculo: EmocionARTE

    12 DE JULIO – 20:00 hs
    PCIA. DE LA RIOJA
    PASEO CULTURAL “PEDRO IGNACIO DE CASTRO BARROS”
    Pelagio B. Luna y Belgrano
    Espectáculo: EmocionARTE

    14 DE JULIO – 23:30 hs
    SAN FERNANDO DE CATAMARCA
    «FIESTA NACIONAL E INTERNACIONAL DEL PONCHO»
    PREDIO FERIAL CATAMARCA – México S/N
    Espectáculo: EmocionARTE

    El elenco de bailarines ofrecerá una conferencia abierta sobre danzas tradicionales, destinada a bailarines e integrantes de cuerpos de danza de toda la provincia, así como público interesado en la temática.

    La charla será el próximo sábado 13 a las 16 hs en la sala Ezequiel Soria del Cine Teatro Catamarca (San Martín 555), con entrada libre y gratuita.

    15 DE JULIO – 15:00 hs
    SAN FERNANDO DE CATAMARCA
    «FESTEJOS FESTIVAL DEL PONCHITO»
    CINE TEATRO CATAMARCA – San Martín 555
    Espectáculo: EmocionARTE

    16 de JULIO – 20:00 hs
    SANTIAGO del ESTERO
    «FESTEJOS MES ANIVERSARIO FUNDACION DE LA CIUDAD DE SANTIAGO DEL ESTERO»
    TEATRO 25 DE MAYO – Avellaneda 387
    Espectáculo: EmocionARTE

    Programa:

    SALA DE MUSEO: Música de distintos autores argentinos y latinoamericanos. Coreografía sobre una idea de Santiago Ayala.

    EN EL MONTE SANTIAGUEÑO: Coreografía de Santiago Ayala y Norma Viola.

    MISA CRIOLLA: Coreografía de Norma Viola. Música de Ariel Ramirez.

    RECREACIÓN DE LA MEDIA CAÑA Y RITMO DE CHAYA: Coreografía de Santiago Ayala y Norma Viola.

    TRIUNFO Y MALAMBO SUREÑO: Coreografía de Adrián Verges y Omar Fiordelmondo.

    TRIBUTO AL MAESTRO OSVALDO PUGLIESE: Coreografía de Carlos Rivarola, sobre un poema de Lima Quintana.

    CHIQUÉ: Música de Ricardo Luis Brignolo.

    HOMENAJE A NORMA y NYDIA VIOLA: Esta obra ha sido posible a la colaboración de todos los integrantes del Ballet Folclórico Nacional. Coreografía de Rodolfo Lastra Belgrano.

    HIMNO – MALAMBO: Idea y coreografía de Omar Fiordelmondo.


    Fuente: Prensa Secretaría de Cultura

  7. Ballet Folklórico Nacional presenta «Emocionarte» en junio

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    El maravilloso Ballet Folklórico Nacional presentará su espectáculo «EMOCIONArte», estrenado el pasado 26 de abril, con entrada libre y gratuita durante junio:

    Martes 4 Y 11 – 20:30 hs
    Espectáculo: EmocionARTE
    Teatro El Globo (Marcelo T. de Alvear y Libertad – C.A.B.A.)
    Entrada libre y gratuita

    Jueves 6 – 20 hs
    Espectáculo: EmocionARTE
    Teatro Niní Marshall (Perú 1401, Tigre)
    Entrada libre y gratuita

    Programa:

     

    – SALA DE MUSEO: Música de distintos autores argentinos y latinoamericanos. Coreografía sobre una idea de Santiago Ayala.

    – EN EL MONTE SANTIAGUEÑO: Coreografía de Santiago Ayala y Norma Viola.

    – MISA CRIOLLA: Coreografía de Norma Viola. Música de Ariel Ramirez.

    – RECREACIÓN DE LA MEDIA CAÑA Y RITMO DE CHAYA: Coreografía de Santiago Ayala y Norma Viola.

    – TRIUNFO Y MALAMBO SUREÑO: Coreografía de Adrián Verges y Omar Fiordelmondo.

    – TRIBUTO AL MAESTRO OSVALDO PUGLIESE: Coreografía de Carlos Rivarola, sobre un poema de Lima Quintana.

    – CHIQUÉ: Música de Ricardo Luis Brignolo.

    – HOMENAJE A NORMA y NYDIA VIOLA: Esta obra ha sido posible a la colaboración de todos los integrantes del Ballet Folclórico Nacional. Coreografía de Rodolfo Lastra Belgrano.

    – HIMNO – MALAMBO: Idea y coreografía de Omar Fiordelmondo.

    Fuente información y fotos: cultura.gob.ar